11 de agosto de 2005

PARANOYAS DE UN SER ANTISOCIAL (REVOLUTIONS)

Ya he vuelto, y lo que vengo a escribir esta vez es complejo de narices, pues se que, aunque suene pedante, creo que pocos los podréis entender.

Abrir los ojos es una gran responsabilidad, ya no hay vuelta atrás, y dicha responsabilidad no es solo para con los demás, lo es sobretodo para con nosotros mismos.

Abrir los ojos hacia fuera, ver la realidad de las cosas que nos envuelven nos da un gran poder, nos da seguridad en nosotros mismos, nos hace ver como actúan los demás en su entorno, nos deja ver las manipulaciones, engaños, miedos, supuestas realidades, los autoengaños que los demás se hacen a si mismos para poder continuar con su vida, etc., etc., etc., al ver eso nos da el poder de callarlo o hacerlo evidente, de comunicar a alguien "estás haciendo esto, esto y esto y tu realmente no quieres hacer nada de lo que estás haciendo". Darnos cuenta de que lo que vemos es una realidad aplastante nos produce una subida de ego que se dispara. Nos permite poner espejos delante de los demás diciendo “estás haciendo esto y lo otro y sabes que eso no está bien, quieres esto y lo otro y no haces nada por conseguirlo, etc.”

Una vez hemos superado esa fase, vivimos en el autoengaño de que ya hemos abierto los ojos, el segundo paso es ver más allá sobre los demás, lo que yo llamo ver el interior, el alma o como queráis llamarlo, esa fase nos sorprende más aun ya que es cuando somos capaces de ver la realidad más cruda y dura de los demás, pues somos capaces de ver como son realmente y por otro lado como han aprendido a ser, bien sea tanto por la educación recibida como por las experiencias vividas. Son dos realidades totalmente diferentes y acostumbran a ser realidades que se dan de bofetadas entre ellas, así que aprendemos a diferenciar el interior de la persona y el exterior. Es el momento en que más engañados nos sentimos por los demás, el momento en que más nos defrauda el entorno, ya que en ese momento no somos capaces de ver más allá ni diferenciar aun que lo que estamos viendo es el interior de la persona (lo que es realmente, la esencia), pero no lo diferenciamos todavía de lo que ha aprendido a ser durante el transcurso de la vida.

En esa fase es cuando somos capaces de poner espejos delante de las personas, espejos que les dicen “Tu no eres así, tu has aprendido a ser así”, eso nos da más poder aun, eso hasta nos hace creer que vamos a hacer que la persona va a cambiar, cuando lo que estamos haciendo es un acto de soberbia absoluta al decirles “Te he visto, se como eres realmente”. Con lo que el ego sube más aun preparándose para la caída libre.

Lamentablemente muchas veces el interior con lo que se ha aprendido a ser se parecen un huevo a una castaña, aunque inconscientemente, de vez en cuando, cuando bajan la guardia, las personas muestran su verdadero yo.

Cuando tomamos conciencia total y absoluta de la primera y segunda fase de abrir los ojos, es cuando surge la duda. ¿Y yo? ¿Cómo soy yo y como he aprendido a ser?. Aquí entramos en la tercera fase de apertura de los ojos, la apertura hacia el yo interior, la búsqueda real hacia nosotros mismos, es como si los ojos de repente se pudiesen dar la vuelta, o mejor dicho aun, como si pudiésemos abrir unos nuevos ojos que no sabíamos ni que existían hasta la fecha, y que solo miran hacia adentro.

Os garantizo que el día en que podemos hacer eso no es precisamente agradable lo que somos capaces de ver, yo os garantizo que el día en que empecé a hacerlo me entraron ganas de vomitar. Aquí es cuando realmente empieza la caída libre.

Continuaré ya he vuelto a empezar y ya sabéis que no pararé hasta dentro de un tiempo.

Sed malos que es más divertido.