26 de mayo de 2004

PARANOIAS DE UN SER ANTISOCIAL IV

Otra cosa que hay que tener en cuenta es lo que deseamos, lo que queremos para nosotros, lo que pensamos sobre algo, lo que nos han enseñado, y otra muy distinta es la realidad y las circunstancias que lo hacen o no posible, y pueden ser contradictorias totalmente una cosa con la otra, la cuestión es, ¿como ver la realidad, aprender a discernirla de lo que queremos o deseamos ver y reconocerla?. Buf, eso si es difícil de explicar, ya que una cosa es nuestra realidad y la otra la de nuestro entorno, y las hostias vienen cuando nos damos cuenta de que ambas no coinciden cuando nosotros pensabamos que si. Es una evidencia que nadie tiene la posesión absoluta de la razón ni de la verdad, pero ¿como ver la verdad de los demás o de nuestro entorno?. Verla no es lo difícil, lo jodido es aceptarla y reconocerla, sobretodo cuando nos afecta directamente. Es algo común ver las realidades ajenas, ver cuando alguien se equivoca y cuando alguien hace algo que no consideramos correcto según nuestra forma de ver las cosas, pero ver que nosotros estamos equivocados, o que las realidades se contradicen con lo que deseamos es otro cantar. Si por un momento logramos separar nuestro juicio, y de paso separar nuestras emociones, solo nos queda aquello que yo llamo instinto, la verdad cruda y dura. No digo que sea fácil de aceptarla, no digo que no duela verla, pero si pienso que es mejor verla que autoengañarnos con miles de inteligentes justificaciones que la enmascaran para hacerla mas llevadera. Con lo que eso provoca una prolongación de la agonía, y nos impide superarlo en el mismo momento en que ocurre. Nuestro orgullo, nuestros prejuicios, nuestras pajas mentales y otros muchos "nuestros" que me dejo en el teclado, nublan lo que es la realidad, para que supuestamente nos duela menos, y la verdad es que mirada con frialdad, y viéndola desde el principio no duele apenas, se hace más llevadera, y muy probablemente no consigamos lo que deseamos pero como mínimo somos conscientes de lo que hay, y entonces, solo entonces, somos capaces de poder aceptar o rechazar la realidad que nos ponen delante, asumiendo el 100% de las consecuancias que ello pueda conllevar. Es muy difícil aceptar que lo que nos dan, a veces no es lo que precisamente deseamos recibir, o que a veces obligamos a alguien a que nos de algo que no le apetece darnos, con lo que por mucho que nos lo de no deja de ser falso pues es forzado. Todos deseamos cosas, todos deseamos recibir de los demás, yo he decidido hacerlo, hje decidido recibir todo lo que me quieran dar y dar todo lo que me apetezca o necesite dar, pero eso si, de corazón, sin esperar a cambio mas de lo que la otra persona quiera darme. No puedo negar que me haga ilusiones, que desee recibir cosas de los demás, pero por un lado soy consciente de lo que deseo y por el otro de lo que quieren darme, ya que nadie está obligado a darme nada que no quiera y el simple hecho de pedirlo es forzarlo inconscientemente en la mayoría de casos. Es difícil de separar ambas cosas, más difícil aun es no pedir algo que deseas caundo estamos acostumbrados a hacerlo desde que nacemos, es inevitable, pero lo que si es evitable es el no ser conscientes de las realidades que nos rodean, por mucho que se contradigan con lo que sentimos, deseamos, o incluso pensamos.

Buf no se si me he explicado o lo he complicado más

Continuará

Sed malos que es más divertido(la mayoría de las veces)

7 de mayo de 2004

PARANOIAS DE UN SER ANTISOCIAL III

Otro de los problemas, y que he de reconocer que sigo teniendo de vez en cuando, es el de esperar algo de los demás, y que acostumbro a no recibir casi nunca.

Lo cierto es que esperar algo de los demás lo considero un verdadero error, pues una cosa es lo que queremos recibir y otra muy distinta lo que nos quieren dar. Evidentemente las decepciones se suceden una tras otra, esperando de los demás cosas que no tienen porque darnos, vamos como si fuese su obligación darme algo que yo quiero, ¿acaso se lo he pedido? ¿que he hecho yo para que me lo de?, la respuesta habitual es si, lo he pedido y he hecho todo lo que estaba en mis manos para que me lo de. Lo que no me daba cuenta es que todo y con eso, la otra persona seguía sin tener la obligación de darme algo a cambio de lo que yo le daba, y darme cuenta de eso me dolió de narices, pues era evidente que mi forma de dar no era altruista ni desinteresada, sino todo al contrario. Otro autoengaño común que también me he hecho miles de veces. Fui cuestionándome una tras otra vez el porqué nadie me daba lo que yo quería, y lo verdaderamente cierto es que el único que podía dar algo así era yo mismo, con lo que llego de nuevo al punto de partida, que es por supuesto el de amarme a mi mismo, la puñetera autoestima, si no me quiero a mi mismo como voy a querer que me quieran, etc. etc. etc.
Todo y con eso seguía siendo jodido el hecho de no poder recibir, pero la cuestión era al mismo tiempo si lo que yo estaba dando era verdad, ya que si era incapaz de dármelo a mi mismo, como era posible creer que se lo estaba dando a los demás. El conflicto crecía, cada vez más y más, lo cierto es que debía poner remedio a esa situación. Poco a poco me fui dado cuenta de lo evidente, solo podía dar a los demás lo mismo que fuese capaz de darme a mi mismo, de esa manera lo que diese sería auténtico, por consiguiente, no podía esperar el hecho de recibir nada de nadie, con lo que conllevaría que lo poco o mucho que recibiese siempre sería lo que me querían dar, y todo ello equilibrado en su justa mesura. La cuestión es fría de narices, y aunque parece triste, lo cierto es que por poco que te den, lo que te dan siempre es bien recibido ya que no esperas nada en realidad. No hay decepciones, ni esperas nada que quizás no puedan o quieran darte. Por supuesto que es inevitable aun para mi el dejar de esperar de la gente, sobretodo de aquellas personas que quieres. Esperas que no te fallen, que no te decepcionen, pero no porque no deban, sino porque te aterroriza el hecho de pensar que alguien a quien quieres te falle. En mi caso he decidido liberar a las personas a las que quiero de tal responsabilidad, si les quiero es porque he decidido quererlas y no porque me lo hayan impuesto ni nada parecido, la cuestión es ¿quién soy yo para imponerles que me quieran y que no me fallen?, pues es obvio, no soy nadie, ellos son libres de hacer lo que les plazca, con lo cual, la conclusión es que es mejor no esperar nada de los demás, de esa forma son libres de darte los que ellos quieren darte, sea mucho o poco, sea todo o nada, y asimismo, igual de libre eres tu de darles lo que a ti te plazca, pero eso si, en este caso sincero y sin esperar ser correspondido ¿no es eso amar incondicionalmente?. Cualquier imposición, obligación, petición, espera de resultado, reclamación, llamada de atención a alguien que queremos sobre algo que esperamos recibir de dicha persona, no deja de ser un acto de manipulación sobre la misma para que nos de lo que esperamos de ella, con lo cual siempre será algo impuesto y nunca algo que salga de la otra persona libremente. Lo podemos justificar de miles de maneras distintas pero por mal que suene no deja de ser así.

Uis esta paranoia si que trae cola, me parece que requerirá una continuación

Y como no, recordaros, como de costumbre que seáis malos que siempre es mucho más divertido.

Gracias por leerme